Por: Dino Segura
Coordinador General Corporación Escuela Pedagógica Experimental
¡Es tan bonito observar las marchas!
Lo que ha venido sucediendo en la última semana en nuestras calles y plazas es definitivamente nuevo y está muy relacionado con lo que también sucede en Ecuador y en Chile (y en otros países), el asunto es que allí de inmediato se relacionaron los reclamos con la banca internacional Banco Interamericano de Desarrollo BID. Fondo Monetario Internacional FMI , mientras aquí las quejas inicialmente parecieran ser sobre las políticas domésticas.
¡Pobre Duque!
Las cosas se le fueron amontonando y con sus últimas propuestas económicas y fiscales llegan a un callejón sin salida. Desde Gaviria el modelo de desarrollo cambió y en eso han sido sistemático en casi todos los gobiernos.
En 1994 tenemos la apertura económica y de allí en adelante los diferentes gobiernos compiten por ser el que mejor interpreta las exigencias externas de globalización y abre más el país a las multinacionales depredadoras. En eso no hay diferencias entre Santos y Uribe los dos comparten el mismo modelo. Hoy los tratados de libre comercio nos convierten en economías dependientes e incapaces de competir hasta en la producción de mandarinas o de ajos.
A pesar de que por vergüenza todos dicen que la educación es la salida, para el gobierno la educación no es necesaria, no forma parte del modelo. Antes, cuando pensábamos cosas como formarnos y orientar al país para sustituir importaciones, la educación tenía sentido. Hoy ante la competencia desleal y los precios internacionales subsidiados, la educación no juega ningún papel, más cuando su perspectiva sigue siendo tan eurocéntrica que en nuestras escuelas no cabe Colombia, ni su diversidad, ni sus tormentas eléctricas.
Así pues, Duque no tiene nada qué hacer y ¿Qué podría decir? : ¿Por qué me molestan si yo no hecho nada?. Claro, es por eso y por meterse con tanta ignorancia a pretender sacar las castañas del fuego. Lo único que puede mitigar el asunto es un par de órdenes populistas y transitorias como eliminar el ESMAD y retirar los proyectos que se discuten de la orden del día o cambiar el gabinete. Pero esas son medidas coyunturales que no pueden sostenerse por mucho tiempo.
Cada día aumentará la represión si consentimos la vigencia de la globalización en los términos en que está planteada para estos países. Se necesitará un Esmad más agresivo y sofisticado. Se necesitarán suficientes sitios de reclusión y como lo hizo Turbay, un Estatuto de Seguridad.
Pero ¡Ojo! Colombia está cambiando. Cada día hay no solamente más claridad sobre lo que sucede sino también más capacidad para la organización y muy pronto el país no va a tolerar más el engaño y la injusticia. Entre las novedades de estas movilizaciones tenemos la madurez de la gente que ha sabido identificar los que no son y los han hecho a un lado.
Tenemos también la concurrencia de múltiples sectores descubriendo unas veces y fabricando otras hilos de contacto, canales de comunicación, motivaciones compartidas, por ejemplo entre los universitarios de las privadas y las públicas. En esas rutas hemos sabido superar las diferencias y fortalecer las luchas a partir de lo que nos une.
¡Es tan bonito observar las marchas y observarnos marchando! Con ese encanto a veces inocente en el que el carácter festivo de carnaval y de alegría no nos lleva a olvidar el motivo que nos une a todos: lo sabemos…
¡Marchamos por la vida porque somos protagonistas!
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