Lo que dicen de nosotros desde fuera
Co fundador rporación EPE
Hace unos días estuve hojeando un libro de Jared Diamond, sobre el colapso de las sociedades. Interesante. Decidí ver una presentación TED sobre el mismo tema y cuál no sería mi sorpresa cuando al dar ejemplo de sociedades en peligro de colapsar por su fragilidad, el autor, además de Nepal e Indonesia, incluyó también a Colombia. Pensé que Diamond estaba exagerando, sin embargo, hoy siete años después de tal conferencia TED, parece que las cosas apuntan lamentablemente hacia esa realidad.
Las cosas que más que síntomas, son enfermedades, vienen juntas, además, existe una articulación causal entre muchas de ellas. Colombia de acuerdo con los últimos datos recibe por concepto de la droga más de 10.000 millones de dólares al año (más que lo que recibe en total por carbón y petróleo). ¿Puede alguien imaginar cómo sería el país sin las divisas de la droga? Es precisamente esa fuente de dólares la que nos lleva a sobrevivir en esa sociedad de consumo que nos llena de cachivaches (me refiero a celulares, electrodomésticos y miles de baratijas) que nos inundan casi siempre a precios increíblemente bajos.
Es precisamente esa fuente de dólares la que ofrece en el mercado de manera ventajosa artículos que incluso compiten con nuestras artesanías y por supuesto se convierten en obstáculo para la creación de una industria colombiana pues no podría competir con ellos. Es precisamente esa fuente de dólares la que ha garantizado un estado negligente frente al negocio de la droga, que en muchos casos se convierte en un negocio compartido (¿Cuántos miembros del gobierno están implicados en trámites de droga?). Recordemos las denuncias por el apoyo de los narcos a la campaña presidencial de Duque (y a la de Samper, etc.).
Lo que encontramos entonces es un país en trance de colapsar en frente de una ciudadanía que atónita no es capaz de discernir, de decidir qué hacer. Porque estamos también ante un Estado que es capaz de ir hasta lo inimaginable por mantenerse en este estado de corrupción rampante. Veamos unos ejemplos, que todos conocemos: El partido de gobierno posee en este momento (posiblemente como una consecuencia del dinero del narcotráfico) el mandato sobre el poder legislativo, sus mayorías con las coaliciones le permiten hacer lo que quiera, y lo están haciendo, por ejemplo, dando trámite a leyes que hacen que las denuncias a los grandes defraudadores del Estado caduquen, se extingan, desaparezcan. ¡Adiós Reficar, Oderbrecht, etc!
El partido de gobierno posee el mandato sobre los organismos de justicia y control como la procuraduría, fiscalía, etc., de tal suerte que solo se da trámite a las demandas y denuncias que les conviene. Pero también la conciencia se ha desvirtuado: En Colombia nunca antes hubo tanta violencia contra los manifestantes indefensos. Nunca hubo tanta impunidad. Nunca hubo tanto descaro al actuar con la violencia con que se ha hecho.
Es una miopía peligrosa. Diamond anota que estas cosas suelen surgir cuando intereses mezquinos a corto pazo (del gobierno) priman sobre intereses colectivos a largo o mediano plazo. Y también cuando la población no logra reconocerse como lo que es y se acostumbra a vivir como lo que no es. Es en ese punto en donde pueden festejarse las movilizaciones, a mi juicio, nos estamos reconociendo como lo que somos y posiblemente nos convence más vivir como lo que somos que querer seguir viviendo como lo que no somos.
Y parece que las comunidades ancestrales lo tienen claro.
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